LA FALSA LUZ
Hoy en día se está generando un despertar espiritual en toda la humanidad, y por despertar espiritual no me refiero a hacer lecturas de oráculo, terapias energéticas o de sanación (dejemos de prostituir el término "holístico" donde no va), ni aprender magia o esoterismo, sino al despertar de el espíritu, de aquella consciencia superior y más profunda que todos poseemos. Se están cuestionando las religiones, los mandatos sociales, familiares y culturales, las ideologías políticas y sociales, pero en estos casos, tampoco hago referencia a esos movimientos extremistas y violentos, o muchas veces de victimización. Y si, como ven hago una aclaración en todo lo que está abarcando este despertar del espíritu y la consciencia actualmente porque en este despertar a veces el exceso de luz ciega a algunas personas que terminan confundiendo la luz, entendida como sabiduría y discernimiento, con la falsa luz, el engaño.
Pero tampoco es un fenómeno nuevo, que recién comienza a existir, si ven a lo largo de la historia hubieron varios despertares que fueron permitiendo la evolución y el progreso humano en todo sentido. Social, cultural, político, económico, espiritual, tecnológico y religioso. Muchas veces el ser humano al descubrir una verdad, al despertar parte de su consciencia y su espíritu, cuestionó y lo empujó todo hacia el cambio. Pero es en los tiempos actuales esto se está dando a gran escala, de manera global, y esto se volvió tan positivo como negativo ya que muchas personas no están pudiendo discernir cuál es la luz y cuando están frente a una falsa luz.
Y ahora, ¿qué es la falsa luz? Es la trampa del engaño, que cuando cada uno de nosotros como seres espirituales trata de despertar en consciencia se presenta como una prueba al discernimiento individual y colectivo. Como seres espirituales (todos los somos desde el tarotista hasta el albañil o el empresario, para aclarar) todos poseemos una consciencia que está en una constante búsqueda de la verdad para su evolución y desarrollo al igual que los seres vivos que interactúan con su entorno, y vuelvo a insistir, nada tiene que ver con terapias energéticas, magia o esoterismo. Y aquí aparece el alma, aquella consciencia interna que está buscando su desarrollo y transcensión de todos aquellos aprendizajes que necesita para su evolución. Y estos aprendizajes cruzan todos los ámbitos de la vida, desde el amor propio, a la manera que nos relacionas, nuestra capacidad de sobrevivir y generar recursos, a cómo aprovechar aquellos talentos y habilidades innatos. Pero sin tratar de abarcar cada ámbito de la vida, voy a enforcarme principalmente en el que yo trabajo, con el que yo tengo contacto a diario, el espiritual y energético.
Respecto al ámbito espiritual y energético se generó un despertar bastante masivo, donde la curiosidad o búsqueda de respuestas o sanación, todos se acercan al Tarot, la magia, la manifestación, las constelaciones familiares, y demás. Pero la problemática de que esto se haya vuelto TAN masivo, es el diferenciar la luz (la verdad) de la falsa luz (la trampa del engaño). En el astral hay tanto seres de luz como seres de oscuridad (entendidos como seres faltos de luz no como seres malignos), y unos tratan orientar al despertar del discernimiento para hallar la sabiduría mientras que los segundos desde esa falta de luz arrastran a algunas personas a ese mismo pozo en el que cayeron. Por eso, no es una lucha del bien contra el mal como se hace creer, sino de la verdad y la evolución de la consciencia contra las energías de involución.
Hay seres evolucionados empujándonos hacia la evolución a través de la guía, asistencia, señales, y algunos ayudantes aquí en la tierra que pueden canalizarlos (los seres de luz), y por el otro seres del bajo astral potenciando pensamientos impulsivos, obsesivos, empujando hacia lo banal o superficial, en una búsqueda de satisfacción de aquellos placeres que ellos buscaron alguna vez en vida (los de falsa luz). ¿Cómo diferenciar a unos de otros? La respuesta es: despertando la virtud del discernimiento. Estos seres, sin ser conscientes de su presencia que van más allá de la materia, intervienen en nuestros pensamientos, emociones, deseos, ¿has escuchado de la intuición? Muchas veces son ellos hablándole a nuestra alma, o interviniendo sobre ella. Pero hay que tener en cuenta, que esto sucede si lo permitimos, y mientras más conscientes somos más capaces somos de decidir, mientras más inconscientes somos, más intervienen algunos seres que solo se alimentan de nosotros viviendo lo carnal a través nuestro en los impulsos, adicciones, etc.
Hoy en día todos leen Tarot, el Elder Futhark, prenden velas, imponen manos para la sanación, o te venden la solución a todos los problemas de tu vida embotellados en una vela, en una pulsera con un talismán, o en una sesión con un péndulo como si fuera capaz de quitar un pensamiento o emoción que la persona no fue capaz de trabajar realmente para trascender volviéndolo una solución momentánea y vacía al igual que una pastilla para el dolor de cabeza sin tratar la base que genera aquella dolencia. Y todo esto es producto justamente de la falsa luz.
Vamos a un ejemplo práctico. Dando una mirada hacia la historia, en religiones y ceremonias del mundo se sacrificaban animales como una ofrenda a "seres superiores" para recibir sus dones o favores, incluso se llegaba a realizar sacrificios humanos. Hoy sabemos que esto no es correcto, estamos realizando un movimiento energético donde la base es el dolor, el sacrificio y la pérdida de una vida, la entrega de sangre como un acto banal de dominio sobre otra vida. ¿Qué fue lo que sucedió aquí? Sacerdotes, sacerdotizas, chamanes, canalizaban a seres de falsa luz creyéndolos dioses o seres superiores que venían a ayudar. Y no solo eso, arrastraban a otras personas prometiendo la solución a los problemas cotidianos de la vida a través de estos dioses. ¿Te suena esto? Si, lo que acabo de nombrar en el párrafo anterior, una solución embotellada en una píldora con la que salteas todo tu trabajo interno en el que debes hacerte cargo de lo que sientes, piensas, deseas, haces. ¿Para que hacerme cargo? Simplemente pago para que me pasen un péndulo, sin estar presente en la sesión, sin recibir guía de lo que sucede y cómo debería hacer para trascenderlo. Y es que hay personas que si hacen bien su trabajo, y lo hacen por vocación por servicio, pero muchas otras lo ven como un negocio, e inconscientemente, venden algo vacío en un empaquetado lindo pero que al final del día no te sumó en nada más que para calmar momentáneamente una dolencia.
Muchas personas están canalizando mensajes, seres, terapias, brindan sesiones jurando que están haciéndolo bien o brindando un mensaje de amor, pero el problema es que al no haber hecho todo un trabajo interno para trascender ciertas sombras y despertar la virtud del discernimiento, de manera inconsciente canalizan a estos seres de falsa luz y ese mensaje llega a personas que están buscando despertar su consciencia haciéndoles caer en la misma trampa del engaño, y así sucesivamente esparcen esta falsa luz. No con maldad, están convencidos de que eso que tienen es la verdad y así es como funciona, por eso insisto en que no es una lucha del bien contra el mal, o del cielo contra el infierno. De que hay seres malignos que si buscan hacer el mal intencionalmente, y son casi tan antiguos como el universo, les aseguro que los hay, pero no van a buscar a un X para actuar a través de ellos, cumplen otros tipos de funciones y son quienes manipulan a estos seres menores que si intervienen sobre las personas en general, y son almas que quedaron atrapadas en el bajo astral al no haber caído en un proceso de involución irreversible.
El que masivamente todos quieran abrir registros akáshicos es peligroso, no por la práctica en sí, sino porque no todos están listos para hacerlo. Que se vendan cursos para hacerlo como si vendieran caramelos, es peligroso, porque todas aquellas personas que todavía no despertaron su virtud del discernimiento al acceder a esta práctica van a canalizar cualquier ser sin diferenciarlo. Y no es cuestión de hablarles un mes sobre la luz, el amor y el vibrar alto (que trata de negar lo que sienten, piensan, y juzgar a cualquier persona que "no vibre alto"), se trata de todo un trabajo interno para afrontar heridas, miedos e inseguridades para poder encontrar la verdad interna, un equilibrio interno, y de esa manera, a la hora de canalizar poder discernir a un ser de luz de otro de falsa luz. Y eso, es un proceso que lleva tiempo, no solo meses, hasta años por no decir una vida (y más), y por eso hay que tener la humildad de reconocer si hemos dominado nuestra oscuridad interna primero para poder guiar a otros a dominar la suya propia. Y esto que acabo de decir se extiende a todas las demás prácticas energéticas y espirituales.
Como maestro de magia, luego de una mala experiencia con el primer grupo que inicié me volví extremadamente selectivo con quiénes tomo como alumnos y permito avanzar a lo largo de una preparación de un año, así cómo que tomar de lo que canalizan otras personas a través de registros y otras prácticas, porque entiendo que no todos logran despertar su capacidad de discernimiento y soy consciente de que determinado conocimiento en malas manos es peligroso. Más allá del daño que pueden hacerse a sí mismos, es el daño que pueden hacer a otros desde falsas creencias y cómo pueden arrastrar a otros hacia esta falsa luz. Y es allí donde me doy cuenta del por qué antes se consideraba todo esto como un conocimiento oculto, y entiendo el peligro de venderlos como caramelos para hacer un poco de dinero. Pero esta cuestión, la trataré en otro artículo sobre esa espiritualidad plástica.
Y el ámbito energético y espiritual, es con el que yo más tengo contacto, pero como ya dije anteriormente no solo abarca esto. Todos esos movimientos extremistas, violentos, o que empujan a las personas a una victimización excesiva, tienen la misma raíz, la falsa luz. En lo político, social, cultural y religioso. No se olviden que estos seres están siempre interviniendo sutilmente en lo que pensamos y sentimos, y la única manera de evitar esto es haciéndonos cargo de nuestras heridas, inseguridades y miedos, que nos llevan a actuar instintiva o emocionalmente, y completamente alejados de la lógica, bloqueando la capacidad de discernir más allá de nuestro propio ego.