LA RECIPROCIDAD
Hay una balanza universal que siempre debe existir entre el dar y el recibir. Todo es energía en el universo, y en la acción de dar estamos entregando parte de esta energía, así como cuando recibimos estamos recibiendo parte de la energía del otro. Así como doy debo saber recibir, y así como pido y recibo debo saber agradecer y dar en consecuencia.
Pero esta acción de dar debe nacer de un acto de amor desinteresado al prójimo, sin esperar nada a cambio, y la acción de recibir deber resultar en un gesto de agradecimiento y reconocimiento, que se multiplique cuando sea mi turno de dary reconocer a quien me ayudó o enseñó alguna vez.
Por eso es tan importante saber dar como saber recibir, para que la energía universal fluya en abundancia, debe haber un equilibrio entre ambos, todo exceso y toda carencia resulta en consecuencias "negativas" que buscan restablecer este equilibrio energético necesario.
Una persona que suele dar en exceso sin recibir nada a cambio funciona como una batería que brinda toda su energía a su entorno pero sin guardar una parte para sí misma, muchas veces, quedando completamente vacía. Lo que no implica que deba esperar algo a cambio, justamente debe ser un acto de amor desinteresado pero sin olvidar el amor propio cuando priorizo al otro y me desgasto y vacío. ¿Cómo puedo dar lo que no tengo dentro? A largo plazo, terminará generando un agotamiento energético en la persona, y al brindar todos sus recursos a otros esto generará un estado de carencia para si misma. Y es aquí donde el karma llegará para enseñarle a valorarse y priorizarse.
Una persona que da en exceso, nunca recibirá el reconocimiento debido por sus logros, ni le pagarán lo que le corresponde por su trabajo. Sus vínculo tampoco le darán el valor debido, le harán sentir que no vale nada y solo buscarán los recursos que esta persona pueda brindarles, la usarán como a un objeto. No serán vínculos reales porque se basarán en su dar constante, y si quita ese “dar”, se derrumbarán como si quitara los cimientos de una edificio. Deberá aprender a valorarse, reconocerse y priorizarse para equilibrar esta balanza de la reciprocidad.
Una persona que solo pide y busca recibir en exceso sin dar nada a cambio funciona como un parásito que sólo se nutre de los recursos y la energía de los demás sin generar un esfuerzo. Esto le llevará a perder la virtud del esfuerzo propio y todo lo que quiera obtener por su cuenta le costará el doble porque siempre que su vida parezca progresar, surgirá alguna deuda o gasto inoportuno, o algo se romperá y deberá arreglarlo. Y es aquí donde el karma llegará para enseñarle a valorar y esforzarse.
Una persona que recibe en exceso, nunca podrá valerse por sí misma porque siempre va a depender de aquellos recursos y energía externas de los que se alimenta constantemente. Le costará generar recursos propios porque no contará con la virtud del esfuerzo, el dinero así como le llega se le irá en algún imprevisto, y cuando todo parezca ir bien algo se romperá o una deuda surgirá. El universo se cobrará todo lo que recibió sin agradecer o reconocer a quien lo ayudó en algún momento.
Entonces, es muy importante ser agradecido por todo lo que recibo, pero también saber ayudar y reconocer a quien me ayudó o enseñó alguna vez. Y debo saber discernir el límite de hasta qué punto dar, para hacerlo con quien realmente lo valora y corresponde para no generar un desgaste energético en mi. No hay que olvidar, que es en este intercambio energético que se genera entre el dar y recibir recíproco donde fluye la energía de la abundancia.
Como conclusión, es muy importante desarrollar dos virtudes para mantener en equilibrio esta balanza de la reciprocidad. El amor crístico o incondicional al saber dar de forma desinteresada, y el merecimiento al saber pedir y recibir cuando soy yo quien necesita.